Universalidad frente a individualismo (parte III)

febrero 2, 2021

“FILOSOFÍA DE LA MASONERÍA”:  J. G. FICHTE

La masonería se adhiere a una ética entendida por Fichte al modo kantiano. No es una ética masónica especial, sino que se rige por las ideas de la ética del deber. Actuar por deber es actuar moralmente: exige disponer de libertad, usar la razón y no perseguir incentivos externos. Es la buena voluntad la que decide actuar por deber.

La masonería debe eliminar de cada rama de la formación humana lo accidental y debe restituir todo lo universal. En cada trabajo, las masonas y masones han de emplear todas sus fuerzas para desvelar lo oculto bajo el velo terrenal en busca de lo invisible, que no se le aparece en este mundo presente y, por ello, han de hacer el bien y evitar el vicio por el puro sentimiento del deber, como seres humanos buenos.

La manera de pensar del auténtico masón estará siempre enfocada hacia el género humano entero. En su ánimo el amor a la patria y el sentimiento cosmopolita están íntimamente unidos porque el cosmopolitismo se manifiesta por medio de la actividad a favor del lugar en el que se encuentra.

Además, la visión de los masones tiende a someter la parte irracional de la naturaleza del ser humano a una voluntad que se autodetermina racionalmente y esta manera de pensar constituye la meta hacia la que debe encaminarse.

La masonería sigue una cultura ancestral y secreta que se puede alcanzar por dos vías. La primera vía es primordialmente autodidacta, uno aprende por sí mismo con talento, reflexión e investigación y a través de una formación puramente humana. No consiste en realizar muchas lecturas masónicas sino en aproximarse a los misterios que se experimentan interiormente. La segunda vía consiste en integrarse en una sociedad separada, como la masonería, que utiliza sobre todo la forma de la narración y el lenguaje de las expresiones e imágenes metafóricas. Es probable que la doctrina secreta se comunique mejor por transmisión oral.

Se ha de partir de una instrucción tradicional cuya autoridad emana, como en toda tradición, de su venerable edad, nos dice Fichte, y de una formación pura y universalmente humana.

La masonería sigue siendo necesaria porque hay un terrible contraste entre el ideal masónico y la realidad común, lo cual nos incita a todas las masonas y masones a seguir buscando y a persistir en nuestro trabajo.

Presentamos en esta reseña sobre el libro de la “Filosofía de la Masonería” una síntesis más didáctica que completa y finalizamos planteándonos algunas cuestiones para suscitar y continuar reflexionando.

 ¿El ideal del hombre renacentista que parece latir en el lenguaje “fichteano” cuando se refiere a la formación común, polifacética y puramente humana, es posible en una sociedad cuya tendencia creciente va cada vez más hacia la especialización?

 ¿Qué sentido tiene colocarse en la butaca de la universalidad para contemplar la realidad y formarse un criterio maduro y certero? ¿No es nadar contracorriente en un mundo donde las miradas más comunes están marcadas por el relativismo, el sálvese quien pueda, el tú a lo tuyo y yo a lo mío, el individualismo extremo e, incluso, el de cerrar los ojos a lo que sucede en el mundo?

¿Los misterios hacen referencia a todo aquello que escapa a la razón y que por ello mismo es tan difícil de expresar?

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