MARUJA MALLO, Viveiro (Lugo), 1902/Madrid, 1995
MUJERES DE LA GENERACIÓN DEL 27
Maruja Mallo.
Maruja Mallo fue una de las principales artistas de la Generación del 27 y una gran creadora que invirtió gran parte de su tiempo en viajar por todo el mundo y codearse con los grandes de su época. Pero lo más importante es que ante todo y contra todos fue una mujer libre.
Mallo conoció a Dalí en la Real Academia de Artes de San Fernando de Madrid, ciudad a la que se marchó desde su Viveiro natal para seguir creciendo intelectualmente. Poco le duró su estancia en la Real Academia de San Fernando por considerarla demasiado encorsetada para ella, pero nunca dejó de lado a sus amigos de noche y aventuras intelectuales: Dalí, Lorca y Alberti.
Dicen que Buñuel no la soportaba por su encendida defensa del amor libre y de la igualdad de géneros, mientras que Ortega simpatizaba con ella y le cedió las instalaciones de la Revista de Occidente para su primera exposición.
Mallo formó parte de las denominadas ‘Las sinsombrero’. La Puerta del Sol de Madrid fue testigo en los años 20 de cómo Margarita Manso, Maruja Mallo, Salvador Dalí y Federico García Lorca fueron apedreados por pasear sin sombrero, pues les parecía que esa prenda les estaba congestionando las ideas, según cuenta la misma Maruja Mallo.
Este hecho transcurrió en una época en la que no llevar puesta esta prenda, utilizada tanto por hombres como por mujeres de forma cotidiana, representó una forma de rebelarse contra lo establecido, contra la moda de la época y contra los cánones marcados en ese momento de nuestra historia.
Maruja Mallo cultivó un Surrealismo muy particular. Su obra es reconocible precisamente por ser especial dentro de este movimiento artístico. Con dos etapas bien diferenciadas en su obra, una colorista con temáticas mágicas, cosmopolitas y optimistas, y otra sombría y apagada en los años 30, más caótica y desequilibrada.Además experimentó con otros elementos dentro del lienzo añadiendo a sus obras materiales orgánicos como la ceniza o la cal. En épocas posteriores a las mencionadas, Maruja Mallo recupera el equilibrio y la alegría, demostrando gran pericia en la pintura figurativa.
Maruja Mallo es todo un referente en todos los sentidos, no solo como exponente del Surrealismo con toques femeninos, sino porque era una criatura salvaje llena de vitalidad que hacía realmente lo que le venía en gana. Vivió con romances a diestro y siniestro y con gran gusto por las salidas nocturnas con sus amigos Dalí, Lorca y Alberti, de los que parece que contaba maravillosas y divertidas anécdotas. También fue muy admirada por el poeta Paul Eluard y por los escritores André Breton y Wharhol.
Dalí le decía: “Maruja, eres mitad ángel, mitad marisco” a lo que Mallo siempre contestaba con grandes carcajadas. Llevó una vida plena, con gran libertad y su forma de entenderla era por sí misma pura reivindicación. Divertida hasta la médula, compañera y amiga, amante, noctámbula, viajera empedernida, verbenera y fiestera, supo arrancarle a cada momento de su vida la chispa que le condujo por un mundo lleno de luces y de sombras, pero plagado de amistades de las que pudo aprender constantemente. Sus obras están llenas de historias, de sensaciones, de sentimientos y de colores, sobre todo aquellas correspondientes a su primera y última etapa. Y entre el ángel y el marisco, Maruja Mallo guardó el equilibrio suficiente para ser admirada como mujer valiente y única. Entre ángel y marisco, Maruja fue una heroína llena de color.