PARTE II: La masonería y la paz

La paz y la tolerancia entre los seres humanos pueden resumir la aspiración y sueño permanente que la Masonería ha tenido a lo largo de su historia.
Paz en la conciencia de cada una, paz en nuestras casas, paz en el trabajo, paz entre nuestros amigos, paz entre los pueblos, paz entre las naciones.
¿Podríamos decir que la paz es el sueño imposible de nuestra orden masónica?
Tal vez, pero las masonas somos persistentes y creemos en la utopía, no podemos dejar de soñar. Obviamente soñando no mejoramos gran cosa, también hay que obrar y trabajar por nuestros ideales, dando ejemplo con nuestra propia actitud, enfrentando las situaciones en las que quizás discrepamos, pero, trabajando esa alteridad que nos hace más fuertes y ricas en conocimiento, alcanzaremos el amor fraternal hacia nuestras Hermanas.
Todas las masonas del mundo deberíamos preguntarnos:
¿Hemos hecho realmente todo lo posible para la realización de ese sueño de paz?
La efectividad de la masonería aparentemente es pequeña, especialmente en nuestro país en donde es demasiado poco numerosa y, como institución hoy por hoy, es bastante inoperante por no tener masa crítica.
Pero nuestro potencial es grande.
Cada una de nosotras, a su pequeño nivel, debe asumir una acción personal, pacifista consciente y constructiva para conseguir un mundo mejor, más justo y humano.
La Masonería debe y puede ser el camino de paz y tolerancia en el mundo y el sueño de la paz es como una hermosa canción. Nosotras las masonas la hemos compuesto de forma admirable, pero si no sabemos cantarla cada día, individual y colectivamente, ¿de qué sirve?
Se nos presupone que las masonas llevamos, o debemos irradiar, un genuino mensaje, pero ¿acaso no nos guardamos este mensaje para nosotras solas?
Tal vez corremos el riesgo de vivir de forma solitaria este concepto de paz que estudiamos, que reivindicamos en nuestros rituales, que soñamos y pedimos en cada momento.
Pero si no comunicamos paz con nuestros actos, con nuestro ejemplo dentro y fuera de la logia, nuestro sueño de utopía quedará en nada.