PARTE II: LIBERTAD Y SOCIEDAD
Pensemos en el ejercicio de la libertad dentro de la sociedad para preguntarnos si somos capaces de realizar acciones libres.
Esta es una paradoja difícil de manejar. Pareciera que la sociedad nos impone normas y reglas, y nos inculca prejuicios y valores con los que predetermina nuestras acciones y constriñe nuestra libertad personal, pero al mismo tiempo sin relación social no hay manera de construirnos como seres morales y libres. Recordaremos aquí el caso de los niñosabandonados o perdidos en lugares aislados: vivían “libres” en la naturaleza pero podemos preguntarnos si se puede ser libre en un contexto de total falta de interacción con otros seres humanos.
Abordar la libertad individual en el seno de la comunidad es complejo, ya que el ser humano tiene que conciliar sus deseos con su razón. Este complejo equilibrio no solo se manifiesta en los pensamientos sino en la tríada pensamiento-palabra-acción. La brecha que pueda existir entre el pensamiento y la acción son los grados de libertad que nos han condicionado, pues la libertad no es absoluta, está modulada por la familia, por la escuela, los iguales y por la comunidad entera. Al fin y al cabo, educan todos los eslabones de la sociedad en cada momento, siendo los medios de información y de comunicación elementos esenciales del proceso de socialización y aprendizaje hoy en día.
¿Qué significa aprender a ejercer la libertad?
Aprender a tener autodominio sobre una misma y sus deseos, pasiones y necesidades y aprender a afrontar las situaciones con templanza y equilibrio.
Aprender a respetar a los demás, es decir, comprender que mi libertad ha de estar limitada por las libertades de los demás y valorar las diferencias como enriquecedoras en lugar de como peligrosas.
Aprender a vivir sin exacerbar el individualismo entendiendo que vivir libremente es vivir en sociedad.
Aprender a no ser tan consumistas, dado que esa es la trampa de la cultura occidental que nos pretende vender una ilusión de libertad en el TENER, un engaño perfectamente orquestado para mantener unas estructuras productivas y económicas que generan desigualdad, sometimiento y frustración.
Aprender que “NO SOMOS LO QUE SOMOS, SINO LO QUE HACEMOS PARA CAMBIAR LO QUE SOMOS”, utilizando las palabras de E. Galeano.
Las sociedades abiertas y plurales en las que vivimos hoy en día generan muchas veces grandes confusiones y producen mucha desorientación e incertidumbre.
Asimismo, dado los vertiginosos cambios que hemos experimentado en los últimos 20 años, aprendemos a ejercer la libertad desde nuevas realidades. Las tecnologías de la Información y la comunicación permiten la creación de escenarios donde las libertades corren el riesgo de ser cada vez más inversamente proporcionales a las responsabilidades y el principio de la libertad se cruza en ocasiones con el principio de la verdad, y el derecho a expresarse o a la disidencia (libertad de expresión y fake news).
Desde el punto de vista colectivo, pensamos que es nuestro deber unir nuestras voces para pedir una mayor regulación económica que no ponga a los más frágiles a los pies de los intereses de unos pocos.
Nuestra sociedad está en lo que comunalmente se denomina “cuarta ola” del feminismo, iniciada con el movimiento me too, que podríamos concentrar en la palabra del consentimiento: ¡es decir, la libertad de elegir! Hoy no sólo es importante ejercer la libertad para aprenderla, sino que debemos aprender a ejercerla.
Puesto que queremos ser mujeres libres trabajamos con determinación para cumplir nuestro compromiso masónico, orientando nuestro ejercicio de la libertad hacia la paz, la alegría y el amor.