El Krausismo

noviembre 30, 2020

PARTE 1

Podemos definir el Krausismo como un movimiento cultural que se desarrolló en España, cuyo principal objetivo es la regeneración de los ideales políticos y los valores humanos de la sociedad.

Hacia 1860 algunos intelectuales españoles empiezan a entrar en contacto con una corriente de pensamiento alemán que propugnaba un nuevo humanismo, sin dogmatismos y con un espíritu panteísta. Uno de sus representantes será el filósofo idealista Karl Christian Firedrich Krause (1781-1832), cuyas obras fueron traducidas al español por Julián Sanz del Río (1814-1869), que reelaboró sus contenidos y les dio forma para que fueran aplicables a España. Empezó a enseñar estas ideas desde su Cátedra de Filosofía del Derecho de la Universidad de Madrid, donde le sucedió su discípulo Francisco Giner de los Ríos (1839-1915). De esta forma, el pensamiento de Krause se introdujo en los ambientes universitarios madrileños. 

Francisco Giner de los Ríos.

Según los estudios de Juan López-Morillas, María Dolores Gómez Molleda y Elías Díaz, se pueden denominar “intelectuales influidos por el krausismo” un grupo de hombres (Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Bartolomé Cossío, Adolfo Buylla, Adolfo Posada, Urbano González Serrano, Leopoldo Alas, Aniceto Sela, Sales y Ferré, Rafael Salillas, Joaquín Costa, los hermanos Calderón, Luis Morote, Rafael Altamira, etc.), profesores la mayoría de ellos en distintas Universidades o Institutos, que ya antes de 1890 se habían dado a conocer por un sinnúmero de publicaciones (libros y artículos) sobre temas pedagógicos, científicos, jurídicos, sociales, filosóficos o literarios. 

Frente a la situación de crisis política y social de finales del siglo XIX en España, este grupo Krausista defendía no sólo la posibilidad sino también la necesidad de progreso de la sociedad española. Su objetivo es el perfeccionamiento del ser humano a partir del hombre mismo: para llegar al Ideal, al reino de la Razón, hay que comenzar por perfeccionar al ser humano, de ahí que, en estos intelectuales, se produjera una predilección por disciplinas como la Pedagogía, que aspira a formar al ser humano, o como el Derecho, que tiene la pretensión de mejorarlo.

Por ello, se propugna la renovación del pensamiento y se ensalza el humanismo, así como una actitud tolerante en el terreno ideológico. El laicismo era otro de sus rasgos principales, acompañado de un anhelo de renovación de la educación, por lo que se propone un sistema formativo más abierto en el que se ponga en contacto directo al alumno con la naturaleza y con cualquier objeto de conocimiento, de ahí la importancia dada a la experimentación, a las excursiones y a una enseñanza desligada del espíritu religioso de la época.

Consideraba el Krausismo que todos los aspectos del ser humano deben ser cultivados para su completa realización: el cuerpo y el espíritu necesitan desarrollos paralelos, frente al desprecio que el primero merecía en el catolicismo. Por tanto, la ciencia debe desenvolverse en todos sus campos, posibilitando el bienestar material y moral de todos los seres humanos.

En cuanto a la educación de la mujer, una de las iniciativas más importantes de este período fue la llevada a cabo por los Krausistas que, rechazando el modelo católico tradicional, aspiraban a una mujer en armonía con el hombre, más igualitaria y que no necesariamente estaba destinada al matrimonio. En 1869 pusieron en marcha las Conferencias Dominicales para la Educación de la Mujer, con el objetivo de crear un clima de opinión favorable a la educación de las mujeres. Estas Conferencias abrirán el camino a toda una serie de iniciativas que vinieron a llenar el vacío existente en lo que a la educación femenina se refiere: la Asociación para la Enseñanza de la Mujer (1870-1871), la Escuela de Comercio para Señoras (1878-1879), la Escuela de Correos y Telégrafos (1883), la Escuela Primaria y de Párvulos (1884), un curso de Bibliotecarias y Archiveras (1894) y la Segunda Enseñanza (1894).

Las iniciativas Krausistas no tuvieron una repercusión inmediata en la incorporación laboral de sus estudiantes femeninas. Sin embargo, proporcionó a la mujer española los primeros cursos preparatorios para el ejercicio de determinadas profesiones que se consideraban en la época adecuadas para el carácter femenino.

El Krausismo tenía conexiones con el liberalismo, el humanismo filosófico alemán y con la masonería (Krause era masón, así como alguno de los Krausistas españoles). Tenía la pretensión de modernizar las instituciones españolas y dar un nuevo impulso intelectual al país que estaba anclado en el pasado. Por todo ello recibió duras críticas del sector más conservador de la sociedad pues fue acusado de despreciar la tradición nacional y de ser contrario a Dios.

Al estallar la Guerra Civil en 1936, la mayoría de los representantes del Krausismo tuvieron que exiliarse por cuestiones políticas. Emigraron a varios países de Latinoamérica donde sus ideales fueron bien acogidos. De hecho, algunos intelectuales americanos ya habían conectado anteriormente con los planteamientos Krausistas como José Martí, uno de los líderes de la independencia cubana.

El Krausismo será el germen del movimiento español conocido como Regeneracionismo, entre cuyos representantes encontramos intelectuales como Joaquín Costa, Rafael Altamira, José María Salaverría, Lucas Mallada o Ricardo Macías Picavea. Esta corriente reflexiona sobre la nación española e intenta poner remedio a la decadencia de España, especialmente tras el desastre del 98. 

Asimismo, el Krausismo y el Regeneracionismo propician el surgimiento de la Generación del 98, que intentará llevar a cabo la renovación cultural de España. Entre sus miembros podemos destacar a Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Azorín, Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Ramón María del Valle-Inclán y Ángel Ganivet.

One comment on “El Krausismo”

  1. Evocación a la Libertad de Cátedra, arquitectura del conocimiento a través de la Educación.

    Pero para nosotras mujeres en constante búsqueda del conocimiento, tenemos el referente de "Lyceum Club Femenino de Madrid", creado en 1926, hecho a imagen y se mejanza del de Londres. Mujeres como María de Maeztu, Isabel Oyarzábal, Victoria Kent y Zenobia Camprubí ocuparon cargos relevantes en la dirección de la entidad. Otras socias destacadas fueron Clara Campoamor, Matilde Huici, Mª Teresa León, María de la O Lejárraga, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Maruja Mallo, Elena Fortún, Hildegart Rodríguez o Victorina Durán (algunas de ellas más conocidas como "Las sin sombrero".

    Todo esto está recogido de la página web del propio Lyceum cuya web es la siguiente: https://lyceumclubfemenino.com/about/.

    El reto hoy en días es canalizar l@s que ambos/as empezaron a crea y transformar una educación para personas con capacidad de adquirir un conocimiento más amplio en la mejora personal y transformadora de su entorno, y como consecuencia el lugar donde habitamos.

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