LAS MISIONES PEDAGÓGICAS
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Manuel Bartolomé Cossío, sucesor de Giner de los Ríos en la dirección de la Institución Libre de Enseñanza, será el principal artífice de las Misiones Pedagógicas.
En el Decreto de creación de las Misiones se decía que se trataba de llevar a las gentes “con preferencia a los que habitan en las localidades rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos de avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos”.
Las metas asumidas por las Misiones, a pesar de sus limitaciones, son:
• Fomento de la cultura, haciéndola llegar a todos los rincones de la geografía española.
• Orientación pedagógica de las escuelas con visita a las mismas para conocer sus necesidades particulares, desarrollando después una semana o quincena pedagógica, en las que se impartían lecciones a los niños y se desarrollaban cantos, juegos y excursiones en colaboración con los maestros.
• Educación ciudadana con reuniones públicas en las que se habla de los principios democráticos por los que se rigen las sociedades modernas. Se trataba de hacer conscientes a los ciudadanos de sus derechos y deberes, como miembros de una sociedad democrática.
Para cumplir con sus objetivos, las Misiones crearon una serie de equipos encargados de las actividades que se creían necesarias para la difusión de la cultura. Entre ellas destacó el servicio de biblioteca creándose por parte de los gobiernos de la República dos tipos: las bibliotecas municipales, organizadas a petición de cualquier municipio, y las bibliotecas de las Misiones Pedagógicas, que fueron llevadas allí donde nunca habían llegado antes los libros.
Las bibliotecas de las Misiones estaban formadas por cien libros elegidos cuidadosamente por María Moliner, su hermana Matilde, Luis Cernuda y otros colaboradores. El maestro del lugar recibía esta colección y podía aumentarla con la solicitud de diez títulos elegidos según su criterio. La biblioteca se completaba con un gramófono y una colección de discos de música clásica y lírica tradicional de diversas regiones.
También se creó un museo ambulante con el objeto de acercar las obras del arte Universal a aquellos que nunca habían contemplado un cuadro. El llamado Museo del Pueblo, según palabras de Cossío, iba dirigido a “todas aquellas gentes humildes, que viven en las aldeas más apartadas, que no han salido de ellas o han salido sólo a las cabezas de partido, donde no hay museos que, si han visto alguna estampa, no han visto nunca verdaderos cuadros (…) Quisieron las Misiones poder llevar este museo a las aldeas más pobres, más lejanas y escondidas, (…) porque para esos pueblos son principalmente las Misiones, para los desheredados.”
Por su parte, Pedro Salinas encargó a Rafael Dieste la creación de un Teatro de Guiñol que se llamaría “Teatro de Fantoches” donde se representaban las farsas escritas por el mismo Dieste con la pretensión de despertar la imaginación popular.
El cinematógrafo fue otro elemento que llegó por primera vez a los habitantes más aislados del país. Se proyectaban documentales instructivos y películas de entretenimiento en las plazas de los pueblos.
Otra actividad que llevaron a cabo las Misiones fue la creación del Teatro del Pueblo, que dirigió Alejandro Casona. Recorrían los pueblos de la Península grupos de estudiantes representando obras de Juan de
la Encina, Lope de Vega, el Calderón de las jácaras, los entremeses de Cervantes, etc. A estas actuaciones les acompañaba el coro creado en las Misiones.
Compartirán la intención de acercar el arte teatral dos compañías: la de las Misiones Pedagógicas, con una orientación fundamentalmente pedagógica y la Barraca, con una orientación estrictamente artística. Creada esta última por Federico García Lorca, buscaba salvar el teatro español que creía en peligro. Su idea era crear un teatro que se pudiera montar y desmontar en poco tiempo, yendo por los campos, por los caminos del mundo, porque pensaba que el público se encuentra en cualquier camino.
Al objetivo cultural se sumó la preocupación social ante la miseria y la pobreza que los misioneros encontraron en los lugares más apartados de España. Por eso también daban instrucción sobre temas como la alimentación sana para los niños, orientaciones sobre higiene o relativos a la adecuación de las instalaciones de las escuelas, muchas de ellas en pésimas condiciones. Para ello desarrollaron diferentes actividades: arreglo de la escuela, dotación del comedor escolar, atención sanitaria y extensión de una agricultura con una base científica.
Los misioneros eran siempre voluntarios. Junto a figuras destacadas de la cultura española, algunos de los cuales hemos mencionado, la mayoría procedían de las escuelas de magisterio, profesores y alumnos de universidad, profesores de instituto, inspectores y maestros de primeras letras.
A pesar de las críticas por parte de algunos sectores de la sociedad, el resultado de este proyecto fue el siguiente: 196 Misiones Pedagógicas en 7.000 núcleos rurales y 600 misioneros. Toda esta ingente labor vio su final con la Guerra Civil y la posterior dictadura.
Actualmente las circunstancias en España son muy distintas, pero los objetivos de las Misiones Pedagógicas de formar ciudadanos, difundir la cultura y modernizar las prácticas educativas, son tan necesarios hoy como entonces. Asimismo, constituyen un ejemplo de las posibilidades que ofrece la educación cuando atiende con especial dedicación a la población más excluida, promueve la educación ciudadana y lucha por una sociedad más humana y justa.