Respuestas urgentes. (Parte II)

Los seres humanos necesitamos volver a conectar con la naturaleza en un gran ejercicio de solidaridad global que anule el individualismo y el consumismo en el que nos hemos encerrado, siendo la cooperación entre todos nosotros y el cuidado de los seres vivos nuestro objetivo para el logro de una vida digna para todos.
Cuidar y respetar la naturaleza nos aportará el equilibrio que ahora nos falta y que nuestro consumismo nos ha robado. Cada uno de nosotros debemos asumir nuestra parte de responsabilidad. Los problemas medioambientales han de ser solucionados por las personas y no sólo mediante la tecnología, que resuelve nuestros excesos creando otros nuevos. No quiere decir esto que debamos rechazar lo alcanzado por la ciencia, sino que debemos saber utilizar esas herramientas de modo que sirvan para el progreso y el mejoramiento de la vida para todos los seres vivos, protegiendo la Tierra que habitamos y la atmósfera que respiramos.
La protección de la naturaleza conlleva entre otras cosas esforzarnos en hacer una correcta recogida de los residuos que producimos tanto en casa como en el trabajo, en la calle o en el campo. Ensuciar lo menos posible es un buen lema y una buena actitud ecológica que vale tanto para el ámbito sociopolítico como psicosocial.
Esta actitud ecológica, para ser efectiva, ha de suponer un cambio de conciencia, de modo de vida y de actitudes y comportamientos. Señalemos algunos ejemplos: consumir en general menos y preferentemente productos de proximidad, evitar largos viajes de corta duración, reducir el uso de materiales que no son biodegradables como el plástico, usar el transporte público más que el privado, etc.
Lo que venimos denominando actitud ecológica conlleva desarrollar capacidades de cuidado de la Naturaleza que se incorporan con mayor facilidad si desde la infancia se nos estimula para que cuidemos el medio natural, social y personal. Esas capacidades de cuidados, que tradicionalmente se le adjudicaban casi en exclusividad a las mujeres, han de ir conformando en nuestro sistema educativo y en nuestra cultura uno de sus componentes principales. Por lo tanto, han de concebirse como algo tan propio de hombres como de mujeres y han de formar parte de la educación en las escuelas y en los hogares. En definitiva, la capacidad de cuidar ha de constituir la argamasa espiritual que aglutine a toda la comunidad.
Nosotras, como masonas, debemos implicarnos activamente en el respeto y la protección de la naturaleza. Trabajar en el perfeccionamiento de la Humanidad así como en nuestro camino de transformación y mejora personal, no puede estar desvinculado de todo lo que suponga mejorar nuestra vida y la de los demás. La Solidaridad, la Fraternidad y la Igualdad, pilares sobre los que se asientan nuestros principios, son valores que nos abocan a formar parte de la solución y fomentar entre los que nos rodean las medidas que están a nuestro alcance para lograr los cambios que el mundo precisa para su supervivencia.