Primera noción: la obligación de quedarse en casa. Muy poco agradable, pero que llama a nuestro sentido de lo colectivo: yo primero, yo por mí, no finalmente yo por todos nosotros.
Fue el cierre de las fronteras lo que me hizo sentirme "encerrada" por el bien común, más que por el bien, por la vida del mayor número. Estamos viviendo en una forma de gestación ...
La crisis para mí es el signo de un mensaje del cosmos y de la naturaleza que nos dice DETENER y que nuestros sistemas no funcionan y que tenemos que pasar a otras formas de trabajo. Es seguro que al final de tal crisis tendremos que actuar de manera diferente, menos consumo, más participación, menos adquisición, más intercambio, menos conversación, más acción.
La solidaridad que ha aparecido en los últimos días continuará, por supuesto, no para todos, sino suficiente para que el mundo comience con mejores cimientos; obligados porque nuestras bases actuales ya no funcionan: vemos los límites vitales.
Será largo ... Pero crucial
Estar contigo también es bueno en el sentido de continuar mi trabajo sobre mí misma y escribir, con un poco de miedo, sí, y la gran conciencia, más que nunca, de que la muerte puede golpear brutalmente en todas partes. También me lleva a pensar en cómo ayudar a otros sin contacto físico con ellos ...
Para ver a mi gato y la naturaleza que les sigue la vida a sus ritmos habituales, me digo a mí misma que más que nunca debemos tener la sabiduría de escucharnos, amarnos y compartir. Es la luz, la fuerza y la belleza que nos harán mejores en nuestra vida futura.
“Es la luz, la fuerza y la belleza que nos harán mejores en nuestra vida futura”. Utilizando la última frase del cuarto relato del confinamiento, inicio mi pequeña aportación sobre el mismo. Estas tres cualidades son esenciales para la supervivencia en estos momentos y en otros, que como este, nos trajeron situaciones de caos y dificultad. Otros salieron y nosotros también lo haremos, pero bajo la luz del Templo y unidas en nuestra cadena a través de la belleza y de nuestra fuerza conseguiremos atravesar estos momentos de dureza para cada una de nosotras. Pensemos siempre en esa luz, en esa fuerza y en esa belleza que son las que nos han hecho perseguir e intentar perfeccionarnos y aprender las unas de las otras.
Es cierto que esta situación nos lleva a detenernos aunque sea por un instante, para analizar qué papel quiero realizar en esta situación anómala en la que actualmente vivimos.
Para muchas de nosotras ha sido un momento de reflexión hacia dentro, como indica este relato, y hacia fuera, a nuestro entorno, donde la solidaridad es el valor que más ha brillado.
El mensaje final que me llega es de optimismo y el deseo de que esta experiencia nos sirva para mejorar nuestra vida y la de los demás.
La naturaleza pauta los ritmos vitales, las estaciones marcan los ritmos de igual manera que el silencio o los sonidos de la naturaleza nos ambientan mejor a un estado de reflexión o meditación.
Del mismo modo, el trabajo nos hace dar lo mejor de cada uno/a en el entorno laboral o social, contribuir en cualquier aspecto de ayuda hacia los demás, es promover la tolerancia, el respeto, la igualdad, etc...Valores que han perdido el brillo, pero que hemos de volver a colocar en su justo lugar.
Saludos