Nuestra experiencia masónica

enero 18, 2024

9. Dudas masónicas

Entré en la masonería en el año 2010; puedo dividir estos doce años de vida masónica en unos cuantos periodos que se solapan entre ellos, por lo que sus límites son borrosos y configuran más dudas que certezas en mi trayectoria masónica.

Empezaré hablando de las mujeres, debiera decir hermanas, pero digo mujeres pues muchas de ellas se fueron, presentaron su dimisión y de algunas no recuerdo su cara. Cuando solicité entrar en la orden me preocupaba no ser aceptada, por ello me llamó la atención la rapidez con la que me dieron la entrada. Posteriormente me di cuenta de que casi todas las solicitantes eran admitidas y ello me causó cierta desazón, tengo que admitirlo. A la vez que las mujeres se iniciaban, no pocas hermanas solicitaban la baja, tenían sus razones: presencia de alguna enfermedad, pérdida del trabajo, situación familiar adversa, expectativas insatisfechas, en algunos casos disidencias internas. Respecto a las que permanecen desde siempre, estoy en deuda con ellas desde muchos puntos de vista, por lo que me han transmitido y enseñado, por lo fraternales que son, por su alegría y entusiasmo.

Respecto a mí misma, creo que he cambiado, ahora bien, no sé si estos cambios hubieran sido los mismos sin el camino masónico. Posiblemente no. El hecho de tener a una hermana que te orienta en ese recorrido, que sugiere cuáles son las mejores lecturas para una misma y para compartir, el hecho de reflexionar juntas y de escuchar otros puntos de vista en un medio de respeto y, sobre todo, quiero resaltar el tiempo de silencio del grado de aprendiza… sin duda alguna todas ellas han modificado mi forma de interactuar en la vida cotidiana.

Me sigo preguntado si la iniciación tiene efectos: en mi caso tengo que reconocer que mis recuerdos de la ceremonia son borrosos, realmente tomé conciencia de su simbolismo posteriormente cuando vi otras iniciaciones y ya, con la distancia, pude reflexionar sobre ello.

Otro aspecto es el carácter exclusivamente femenino de la organización, en este punto me siento completamente segura de haber acertado cien por cien. Si bien es cierto que cuando solicité la entrada pensé que lo hacía en una organización feminista, para percatarme con posterioridad que no era así, sin embargo, me cuesta conciliar la idea de igualdad masónica sin la idea de igualdad propuesta por el feminismo, me llama poderosamente la atención cómo no entramos en contradicción (y deberíamos hacerlo) en este punto. Supongo que la inercia es potente, supongo también que existen temores a romper con la llamada “tradición”, supongo que “todo se andará” y que si queremos una sociedad más libre, más justa y más solidaria, en definitiva un mundo más habitable, no nos quedará más remedio que ir por la senda del feminismo. Bueno, el tiempo lo dirá.

Carácter relativo de la transmisión: también ha sido un tema que me ha preocupado, sobre todo cuando he asumido el oficio de vigilante: ¿qué transmitir? Para trascender este aspecto ha sido muy buena idea hacer una especie de programa de estudios con temas básicos que habrán de ser desarrollados durante el curso masónico en cada una de las columnas. De igual modo, el introducir talleres para maestras ha sido un gran acierto. Fue un tema de preocupación cuando llegué a ese grado: ¿y ahora qué? Para llenar de contenido ese espacio, la idea de los talleres me pareció perfecta. Ahora toca desarrollarlos con temas simbólicos, filosóficos y sociales que sean de nuestro interés.

Paso al capítulo de los rituales, bien es cierto que solo trabajamos en el REAAy no tengo otros referentes. Al principio de mi vida masónica me parecía absurdo repetir los mismos gestos, las mismas palabras, escuchar las mismas planchas una tenida tras otra, un año tras otro. Incluso algunos rituales como el de iniciación con sus juramentos, me resultaban anacrónicos y sobreactuados. Hasta que… vas entrando en el ritual, lo vas estudiando en su simbolismo y te vuelves consciente de la riqueza que oculta. Aún hoy creo que no lo conozco bien, sin embargo, a pesar de esto, me gustaría conocer otros ritos, a veces me hablan de ellos y la necesidad de conocerlos se agudiza.

Método masónico: cuando te inicias te hablan mucho del método, pero no encuentras nada escrito, es intangible. Sí, te dicen que se sirve de símbolos, ritos y mitos, que te ayuda a recorrer tu camino en los tres primeros grados, y poco más. Esta ausencia de contenido me inquietó, de ahí mi empeño en indagar más y más es algo que considero importantísimo. En este sentido, la función de las vigilantes es fundamental. Según Daniel Beresniak, “los vigilantes son iniciadores” y añade “ese es el aspecto esencial de su función”, si esa función falla, falla toda la logia y eso se notará tarde o temprano. Por esa razón, para mí este asunto del método es de suma importancia.

Perfectibilidad del ser humano: este punto junto con el de la iniciación sigue siendo un enigma para mí. ¿Somos todas iniciables y perfectibles? Tengo dudas a partir de mí misma, apoyándome en los pocos recuerdos que conservo de la ceremonia de iniciación, a veces releo mis impresiones para poder trasladarme a ese momento, no de manera racional, más bien emocional y no lo consigo del todo. Lo mismo me sucede con el perfeccionamiento, veo que doy un paso adelante y luego retrocedo, veo que esto no es una conquista, no es una progresión lineal, más bien es una tarea que se construye o se destruye en el día a día con nuestras elecciones y decisiones, con nuestros aciertos y errores.

Perfeccionamiento moral y espiritual de la Humanidad: hacer un mundo más habitable. Es un principio muy loable, sin duda. Dos obstáculos para su consecución: en nuestra vida cotidiana vivimos en un mundo multicultural, la conceptualización de la palabra “diversidad” se ha revestido de un sentido populista y se está dando el caso de que hay que cambiar el punto de vista de la mayoría para que se adapte a unas pocas minorías, socavando los grandes principios moderno- ilustrados. Debemos introducir este debate en nuestra logia como una tarea urgente pues nada profano nos ha de resultar ajeno.

Ya para terminar este repaso de doce años, no puedo por menos que agradecer a mis hermanas masonas todo lo que he recibido de ellas, las tengo presentes en mi corazón.

Ni un dedo hace una mano ni una golondrina verano.

(Del libro “Mujeres masonas”, Editorial Masónica)

https://www.masonica.es/libro/mujeres-masonas_143577

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