13 UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO
Se abre un mundo ante mí inexplorado y desconocido en el que solo con el tiempo y el aprendizaje se capta su importancia y la seguridad que me aporta. Estar a cubierto o al descubierto con mis hermanas me ha proporcionado una nueva visión del mundo, una perspectiva diferente en la que el análisis, la reflexión y el silencio son columnas de mi sostén en este complicado mundo.
Mis palabras están cargadas de alegría y de felicidad cuando me refiero a ellas, a la Logia Clara Campoamor. He logrado mucho equilibrio y tranquilidad, e intento que la armonía, también en lo musical, forme parte de mí misma. He aprendido a escuchar, a escucharme, a reflexionar, a analizar y analizarme y a poner por delante algunas cosas que antes tenía siempre en la parte de atrás. Es importante ser generosa, tanto en lo material como en lo inmaterial, pero he aprendido también que debemos querernos para querer a los demás y que debemos valorarnos; debo valorarme como mujer para poder hacer lo propio con mis semejantes.
Los valores viajan con nosotras. No se nace con ellos. Y aquí me quiero acordar, por alusiones en mi frase, de un estandarte del feminismo, Simone de Beauvoir, que dijo: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Y es verdad. Somos seres humanos al nacer y nuestras experiencias son las que contribuyen a moldearnos como mujeres.
Vamos viviendo y aprendiendo a vivir, y asimilamos y asumimos todas las experiencias y las transformamos en algo nuestro que nos ayuda siempre a mejorar. Uno de mis mayores defectos era, además de mi impulsividad, no saber decir que No a ciertas cosas. Al comprender que somos mujeres con muchas aristas que debemos limar y desbastar, se comprende que en ese trabajo se adquiere también la facilidad de analizar todas las aristas que nos tienen aprisionadas, a veces en cuestiones absurdas o convenciones que no nos aportan nada.
Con mis hermanas soy y me siento más libre. Nada de lo que diga o haga puede molestarlas porque, de antemano, nada se malinterpreta. Esto, que parece sencillo, no lo es tanto cuando nos encontramos en el día a día en sociedad.
Hemos asumido que podemos con todo y que debemos echarnos todo a la espalda y seguir tirando, pero la realidad es que no es verdad. Nos han querido vender un mensaje erróneo y falso sobre cómo debemos ser las mujeres para con los demás, pero gracias a mis hermanas y a la logia he podido ser más justa conmigo misma y concederme ciertos premios como, por ejemplo, el de decir que no.
Libertad, Igualdad y Fraternidad son nuestra manera de reconocernos las unas a las otras y las unas en las otras. Porque desde el comienzo, estos tres principios, unidos al de Tolerancia, conforman ese espacio en el que nos encontramos protegidas del exterior.
Pero además de aprender a decir No, también he aprendido a decir que Sí a la alegría, a compartir, a conocer nuevas cosas, nuevos mundos. He dicho que sí al conocimiento que ellas me proporcionan, como el trigo que es semilla y alimento. He dicho que sí a la búsqueda de la verdad, a viajar al interior de mí misma para conocerme y conocer mejor a mis semejantes. Y decir que Sí frente al No es un avance. Es abrazar el positivismo para ser lo suficientemente fuerte para decir No a quien no merezca realmente una ayuda o a quien se dedique a hacer de la negatividad su bandera.
Por eso, camino con mis hermanas a donde haga falta, así es la fraternidad a la que me uní hace algo más de tres años y en la que permanezco, ahora, con unas nuevas responsabilidades para adentrarme en un inédito camino de perfeccionamiento.
(Del libro “Mujeres masonas”, Editorial Masónica)