“Nomadland”: el viaje interno de una mujer fuerte

mayo 24, 2021

Recientemente se ha estrenado en nuestro país “Nomadland”, película de Chloé Zhao. Está protagonizada por Francés McDormand, aquella policía americana embarazadísima que aparece en la comedia negra “Fargo” y que también encarna el papel de la madre en “Tres anuncios en las afueras”. McDormand hace un trabajo maravilloso junto a varios actores que nunca se habían puesto delante de una cámara, habiendo cosechado ya esta película muchos y merecidos premios.

La historia que nos cuenta está basada en el libro de la periodista Jessica Bruder, que estuvo viviendo durante un año en autocaravana acompañando a un colectivo de personas que viven itinerantes en Estados Unidos.

“Nomadland” no es una película de furgonetas ni “furgoneteros”, por muy de moda que esté y muy obvio que parezca. Es, sobre todo, una historia de superación. Nos muestra que en el camino es donde encontramos los apoyos necesarios para salir adelante. Al transitarlo con plena conciencia de nosotras mismas y al encontranos con otras personas, sus historias de vida, las situaciones nuevas, sean incómodas, dolorosas, divertidas o irritantes, nos muestran nuestro propio camino y la salida de la encrucijada en la que, a veces, nuestra vida se ha convertido.

El viaje de la protagonista es al mismo tiempo un viaje hacia el centro de sí misma y es por eso que resulta interesante traer a este blog la reseña de la película.

Pero hay otras temáticas que se ponen de relieve y que subrayan el escenario social ante el que nos encontramos. Aunque veamos la parte romántica y la de desarraigo que acompaña a estas personas, no es menos cierto que quienes por su edad deberían estar jubiladas, aparecen trabajando en Amazon, en la remolacha de Dakota o en cualquier chiringuito de la carretera. Se pone de manifiesto que el sistema de protección estadounidense no alcanza para atender a quienes han trabajado toda su vida, pues necesitan seguir haciéndolo para subsistir, encontrándose así en una situación muy vulnerable ante la enfermedad o la falta de recursos básicos.

Una serie de acontecimientos colocan a nuestra protagonista, Fern, en una disyuntiva. Por una parte, la precariedad de una vida al uso, “normal” y, por otra, la oportunidad de otra vida más autosuficiente y activa, aunque se trabaje para subsistir. Una vida itinerante y en contacto con la naturaleza, que, siendo la parte más romántica de todo ello, implica a veces grandes incomodidades como el frío, entre otras inclemencias. Se nos muestra toda una serie de binomios ventaja-inconveniente en los que destaca el de la libertad, la privacidad o independencia frente a la soledad, que puede estar compensada con la solidaridad de otras personas nómadas. 

La elección particular de Fern puede quedar justificada en el comentario que le hace su hermana: “Tú siempre fuiste un poco excéntrica”. Desde luego, nuestra protagonista no hace una elección consciente y clara de ese modo de vida, simplemente es la opción que se le muestra y se ve abocada a ella. Fern inicia un “viaje” que tiene lugar hacia afuera y hacia adentro. El preludio de ese viaje interno han sido los procesos duros y dolorosos en los que poco a poco queda despojada de lo que ha formado parte de su vida. Esto sucede por la enfermedad, la falta de trabajo y la muerte de su marido.

 La directora aborda estas cuestiones con sencillez y respeto. No hay lástima ni victimismo sino un acercamiento íntimo. Un acompañamiento a la protagonista que observamos con muchos silencios y sin demasiadas palabras porque sencillamente no son necesarias. El paisaje, la carretera y una naturaleza áspera y virgen acompañada de una música preciosa de Ludovico Einaudi, están al servicio del viaje interior de la protagonista.

Cualquier persona no elige ese modo de vida, pero tenemos que tener en cuenta que no se trata de personas que no tienen donde dormir. Simplemente no viven en una casa. Su casa es una furgoneta o una autocaravana. Esto no nos hace olvidar a los miles de personas sin techo que se ven abocados a vivir en la calle, sea en Estados Unidos o en nuestro propio país. La exclusión social es concebida como un proceso que elimina los vínculos de la persona con su entorno hasta dejarla al margen de los recursos y los sistemas de protección existentes.

 Nuestra protagonista se encuentra en ese peligroso abismo pero tiene recursos personales y habilidades para luchar y salir adelante. Vive procesos de exclusión, pero no es una persona excluida. Sus compañeros y compañeras de viaje forman una red de apoyo y se van encontrando puntualmente en áreas de servicio y aparcamientos, se ayudan y defienden la independencia y libertad que les proporciona ese modo de vida que cuenta hasta con un líder, Bob Wells, quien aparece en la película interpretándose a sí mismo como lo hace Linda May, la nómada en la que Chloé Zhao se inspiró para crear a la protagonista.

May es el ejemplo de este perfil en el que destacan las mujeres fuertes, blancas y solas debido a una historia de vida con muchos puntos en común. Jessica Bruder señala en su libro las características de este colectivo, incluso el racismo subyacente como causa de que no haya o sean muy pocas las personas negras que lleven este tipo de vida.

Por nuestra parte, lo dejamos aquí. Seguro que descubren otras temáticas interesantes en la película. En cualquier caso, como dicen los nómadas: ¡Nos vemos en el camino!

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