Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) es una doctoranda en astronomía que hace el asombroso descubrimiento de un cometa que orbita dentro del sistema solar. Lo comparte con su profesor, el Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) y descubren que el asteroide, de dimensiones nunca conocidas, entrará en colisión directa con la Tierra en unos seis meses.
Cuando comunican a la NASA este descubrimiento, con la ayuda del Dr. Oglethorpe (Rob Morgan) se embarcan en una gira informativa que los lleva desde la oficina de una indiferente Presidenta Orlean (Meryl Streep) y su soberbio hijo y Jefe de Gabinete, Jason (Jonah Hill), al programa de televisión The Daily Rip, un animado programa presentado por Brie (Cate Blanchett) y Jack (Tyler Perry) para divulgar y dar a conocer el inminente peligro de la destrucción del planeta Tierra antes de que sea demasiado tarde: resulta sorprendentemente cómico por momentos y se visualiza cómo se manejan las informaciones a la ciudadanía sobre esta apocalipsis anunciada, prevista y evitable hasta que el cometa haga impacto, informaciones manipuladas pero también desvirtualizadas por un público obsesionado con las redes sociales.
El mensaje de fondo nos dice: ¿Qué necesita el mundo simplemente para mirar hacia arriba? O más bien ¿Qué necesita el mundo para mirar más allá de sus narices?
Es una farsa voluntariamente exagerada del director Adam McKay que quiere mostrarnos la absurdidad de nuestras sociedades modernas, multiplicando las referencias a las redes sociales, la velocidad en que se propaga la actualidad en internet, las fake news, la cultura del complot. Todo ello regado por un sentido del humor cínico e irónico por momentos y en otros por la llamada a la toma de conciencia dramática.
El elenco de actores está muy bien elegido con interpretaciones magníficas, pero como todas las superproducciones de estos últimos tiempos de Hollywood, se hace larga por momentos. Esta cinta nos llama a la reflexión posterior sobre el catálogo de desviaciones morales de las sociedades occidentales en las que vivimos, y uno de los temas centrales es nada menos que el descubrimiento que realiza la joven doctoranda a la que no se le reconoce más mérito que bautizar al cometa con su apellido, pero después se la relega a un papel secundario en la trama. Queremos leer aquí la denuncia de que el patriarcado sigue estando muy presente.
Podemos pensar que Adam McKay no pretende ser realista con esta historia apocalíptica, situándose entre los cineastas que conciben su trabajo partiendo de su particular visión teórica, intuitiva pero compleja, del entramado. Los que están en posesión de la verdad son mostrados como “don Quijote” frente a sus molinos de viento, presos de una locura insuperable para ellos. Es una cinta, pues, que tiene mucha carga melancólica, que demuestra la estupidez humana y la desastrosa negligencia en la que las sociedades modernas están llevando al mundo.
Tal y como dice la frase manida de “mejor reír que llorar”, frente a la comedia que vivimos a diario, se trasluce la triste tragedia que se desarrolla ante nosotras ignorando el cambio climático que podría hacer las veces de este asteroide que destruirá nuestro planeta porque no queremos mirar hacia arriba.