PARTE II: PRESENTE Y FUTURO

Todas las “Artes Liberales” de las que hemos hablado en nuestra publicación anterior son complementarias, pues unas nos ayudan a construir nuestros pensamientos y razonamientos de forma ordenada, lógica y comprensible, mientras que otras nos acercan a la realidad de lo que nos rodea. Está demostrado que el lenguaje y el pensamiento se entrelazan y potencian y que las palabras intervienen en la orientación del pensamiento hacia las cosas. La ciencia empieza en la palabra.
Émile Benveniste, lingüista francés, señaló: “una ciencia no comienza a existir o no puede imponerse como tal, más que en la medida en que consigue encajar los conceptos en sus denominaciones”, es decir, los conceptos científicos que constituyen la base de una ciencia existen gracias a su formulación y definición. Asimismo, el conocimiento científico necesita un lenguaje claro y preciso gobernado por la lógica, dentro de un discurso en el que la Retórica lo haga estructurado y comprensible.
A pesar de esto, sin embargo, en los últimos años la educación se ha dirigido hacia las artes serviles y hacia parte del Quadrivium abandonando progresivamente y despreciando las artes liberales que forman el Trivium junto con la Música. Nos hemos centrado en el quadrivium, entendido actualmente como Ciencia y Tecnología y hemos dejado de cultivar el Trivium.
Al mismo tiempo, la tendencia hacia la especialización va aumentando progresivamente, por lo que se están generando seres humanos incompletos tanto desde el punto de vista del conocimiento como desde el punto de vista emocional. Aunque la especialización en el conocimiento en la sociedad actual es importante para formar profesionales útiles, la falta de pensamiento crítico, el desconocimiento de la historia, no ser capaz de expresarse por escrito y oralmente con claridad, no poder comunicar ideas y pensamientos comprensibles y adaptados al contexto en el que nos encontramos en cada circunstancia ni lograr comprenderlos y asimilarlos, son elementos que limitan el desarrollo intelectual de los individuos.
Sin embargo, se está observando un cambio de paradigma en el reconocimiento y valoración de los conocimientos humanísticos. El mercado laboral actual demanda de la Educación Superior una formación más holística, ya que los conocimientos técnicos son cada vez más accesibles y se dan por hecho. En este sentido, el desarrollo de habilidades de comunicación (Trivium), sociales, de investigación, de pensamiento crítico y creativo debe ser considerado de igual importancia que los conocimientos académicos tradicionales.
Nos encontramos en una era en la que somos verdaderos almacenes de información, pero a menudo carecemos de la alfabetización emocional necesaria para enfrentarnos a un mundo caracterizado por su volatilidad e imprevisibilidad. Sin embargo, ¿cuándo ha sido alguna vez predecible?
Es necesaria una educación general y completa para formar a hombres y mujeres libres, para posteriormente pasar a una educación más especializada. Formar una sociedad cuyos individuos sean capaces de pensar por sí mismos para luego dotarles para ejercer una profesión, pero siempre desde un aprendizaje holístico, porque no se trata de acumular datos, sino de hacer un uso correcto de ellos mediante una comprensión profunda.
Es preciso fomentar el valor de todo conocimiento por sí mismo, de la reflexión, del juicio crítico. Son elementos que ayudan a construirnos como seres humanos libres y completos, en donde la razón ha de gobernar sobre el bombardeo continuo de bulos, de prejuicios, de superficialidad, de información masiva, muchas veces errónea por interés de unos o por ignorancia de otros. Según Miguel de Unamuno: “La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos” (Pensamiento Político de Unamuno, Ed. Tecnos).
