“Doce años y un día", Natividad Ortiz Albear

febrero 24, 2021

“Doce años y un día” era, en la Postguerra, la condena habitual de pena
de cárcel con la que cargaban las mujeres que habían sido acusadas por el
régimen franquista, por masonas, opositoras o cualquier otro motivo.
En el otoño de 1942, Elena se instala en Ávila, en la casa de sus tíos
maternos, después de haber sido deportada por los nazis desde París donde
vivía como exiliada desde el final de la guerra civil española. Su familia la
acoge con mucho recelo al principio, pero pronto su tío, el señor Hipólito,
gracias a sus contactos con el régimen de Franco, consigue que no vaya a la
cárcel.

Sin embargo, su condición de masona y republicana la persigue
constantemente. En la España de Franco no hay lugar donde escapar para
aquellos que fueron leales a la República. Elena se verá envuelta en un
proceso penal en el que se le acusa de haber pertenecido a la masonería.
La apertura del expediente judicial es el hilo conductor que hilvana el
presente con el pasado y nos transporta hasta el Madrid de la proclamación de la República. Es justo en esos días cuando Elena comienza a trabajar como secretaria en un periódico, El Heraldo de Madrid, lo que abrirá sus horizontes hacia ambientes para ella desconocidos y le permitirá relacionarse con personas que admira, como la escritora Carmen de Burgos quien propiciará su ingreso en el mundo del periodismo. Desde entonces asiste a conferencias en diversos foros culturales, como el Lyceum Club Femenino o el Ateneo.

Es precisamente en el Lyceum Club donde conoce a Consuelo Soler, quien le abre las puertas de una logia masónica en la que posteriormente será iniciada.

La nueva República le abre sus puertas de par en par: en lo profesional
hace carrera en El Heraldo y en lo sentimental, conoce en el periódico a un
joven, Ernesto Núñez, con quien inicia una relación apasionada en medio de la vorágine que es el Madrid de los años treinta. Sin embargo, su felicidad se verá truncada por el estallido de la Guerra Civil. A partir de ese momento tendrá que luchar por su propia supervivencia en el Madrid sitiado, pero también por la supervivencia de la República, lo que le llevará a trabajar como voluntaria, conduciendo incansable una ambulancia que transporta heridos desde el frente al hotel Ritz, convertido en hospital de campaña.


El relato, a modo de flash back, nos lleva de la República hasta la
postguerra pasando por la Guerra Civil a través de tres ciudades que
constituyen los escenarios de cada época: el Madrid luminoso de la República, la Barcelona herida de la guerra y finalmente Ávila, la ciudad provinciana que convierte sus murallas en el perímetro de la cárcel donde Elena languidece.


Se trata de una novela que desarrolla una trama histórica donde se
entremezclan una realidad convenientemente documentada y una ficción
cargada de vitalidad. Los personajes se mueven en el escenario de la Historia con la proximidad existencial de una óptica narrativa anclada en el presente pero que intenta desvelar las claves del pasado acercándose a sus ideas y a sus vivencia.

Nuestra amiga, Natividad Ortiz, es una historiadora y novelista muy singular para nosotras. Tanto en la novela que os presentamos hoy como en “Alas hiperbólicas” podemos encontrar el fruto de su excelente trabajo como investigadora de la historia de la masonería femenina en nuestro país.

Os dejamos el enlace de un Podcast que contiene una entrevista de cuando
presentó el libro:


https://radio.usal.es/entrevistas/doce-anos-y-un-dia-entrevista-a-nora-ortiz/

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