
Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) es una escritora argentina considerada como una de las autoras contemporáneas más destacadas de la literatura argentina y latinoamericana.
Su primer libro de cuentos, “El núcleo del disturbio”, obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes en 2001, galardón que goza de mucho prestigio en Argentina. Otras colecciones de cuentos son “Pájaros en la boca” (2009) con el que consiguió el Premio Casas de las Américas y fue nominada para el Premio Man Booker International y “Siete casas vacías” (2015) con el que ganó el IV Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero.
Pero hoy nos vamos a centrar en su primera novela corta, “Distancia de rescate”, libro que contó con unas críticas muy favorables desde el momento de su publicación en 2014 y por el que recibió el Premio Tigre Juan en 2015. Ha sido llevada al cine en el 2021 por la directora peruana Claudia Llosa para la plataforma Netflix.
El título de esta novela corta o nouvelle va dirigido a la actitud de uno de los personajes principales de la novela, Amanda, con respecto a su hija, pues se refiere al hilo que vincula a una madre y su retoño y hasta dónde se puede tensar sin romperse, lo que constituye esa distancia de rescate. Fuera de ella, si ese hilo invisible desaparece por algún motivo, algo malo puede ocurrir.
Amanda y su hija Nina deciden pasar unos días de descanso en un pueblo, en un ambiente campestre y en contacto con la naturaleza. Allí conocen a Carla, vecina de la casa donde se han alojado y a su hijo David.
A lo largo de la historia conocemos que algo le pasó a David siendo más pequeño y notamos que Carla está advirtiendo a Amanda de la existencia de un peligro.
De esta forma los lectores sentimos que algo va a pasar. Desde la realidad en la que se desarrolla la historia con temas como la maternidad y el desastre ambiental por los productos tóxicos que se vierten en el campo, percibimos que está por acontecer un suceso de carácter sobrenatural. No hay un narrador único, sino que Amanda y David establecen un diálogo que los convierte en los conductores del relato de una historia asfixiante y oscura, donde hay una tensión constante que recae sobre dos niños, David y Nina, en una atmósfera de pesadilla.
Y aunque la narración transcurre en poco más de un día, saltamos en el tiempo hacia atrás y hacia delante, estando presente, pasado y futuro perfectamente imbricados. En cuanto a la acción, la distancia entre lo realista y lo sobrenatural, entre sueño y vigilia, se difumina, creando una tensión psicológica que atrapa desde el principio del relato.
Y todo ello narrado con un lenguaje sencillo, conciso, con frases breves. Pero frente a esta simplicidad formal nos encontramos ante algo terrible y oscuro que se está diciendo de alguna manera, pero que no llega a ser nombrado.
Otras obras de la autora son “Kentukis” y “La respiración cavernaria”.
