Zenobia Camprubí Aymar (1887 – 1956)

noviembre 9, 2021

Se puede decir que Zenobia Camprubí se enriqueció con la vivencia de diversas culturas y lenguas. Su madre había nacido en Puerto Rico y tenía antepasados franceses establecidos en Estados Unidos y corsos. Tanto ella como su abuela materna habían realizado estudios en colegios estadounidenses y ambas eran bilingües. Asimismo se sabe que Zenobia escribía en inglés con soltura, ya que a partir de 1902 comienzan a publicarse sus colaboraciones en la “St Nicholas Illustrated Magazine for Boys and Girls”, revista de Nueva York. Viaja a Estados Unidos en varias ocasiones donde cursará estudios de literatura inglesa y composición en el Teacher’s College de la Universidad de Columbia (Nueva York). Allí conoció el feminismo americano.

Se casó con el poeta Juan Ramón Jiménez en Nueva York en marzo de 1916, regresando poco después a España donde Zenobia realizó una intensa actividad durante los 20 años de vida de casada en nuestro país. Así, fundó con otras mujeres la asociación “Enfermera a domicilio” y en 1926 el Lyceum Club Femenino Español. También estableció varios negocios de exportación de artesanía y libros españoles y de alquiler de pisos amueblados a diplomáticos. Al inicio de la Guerra Civil el matrimonio abandonó España y no regresará nunca. Vivieron en Cuba, Estados Unidos y Puerto Rico. Durante este tiempo Zenobia apoya a Juan Ramón en su obra literaria a la vez que es docente en la Universidad de Maryland y más tarde en la de Río Piedras en Puerto Rico. Falleció en este país tres días después de conocer la adjudicación del premio Nobel de literatura a su marido.

La obra que vamos a comentar es “Diario 1. Cuba (1937-1939)”. Está escrito en inglés. Se publicó en 1991 por Alianza Editorial – EDUPR, traducido y anotado en castellano por Gabriela Palau de Nemes.

Cuando inició la escritura del diario, Zenobia tenía 50 años y Juan Ramón 56. Comenzó a escribirlo a su llegada a la Habana (Cuba), el 2 de marzo de 1937, el día del 21 aniversario de su boda.

La estancia en Cuba, que se prolonga por dos años a pesar de que en principio iba a ser bastante más breve (Juan Ramón iba a dar tres conferencias y realizar algunos trabajos que se le habían encargado) tuvo para Zenobia muchas aristas, algunas de las cuales describiremos a continuación. Por temas, para su mejor sistematización, se destacan los siguientes:

1.- Carácter y relación con Juan Ramón: Zenobia se queja con frecuencia de la falta de sociabilidad y del poco sentido práctico de su marido, así como de su escasa implicación en la toma de decisiones, de sus frecuentes estados de tristeza (explicables por la Guerra Civil en España, la muerte de su sobrino preferido y otros acontecimientos). También menciona de vez en cuando la mala salud física de Juan Ramón lo que conlleva a que el poeta tenga que vivir en su cuarto con las ventanas y puertas cerradas, hecho que a Zenobia le resulta particularmente incómodo pues ambos comparten la misma habitación en el hotel para dormir, trabajar y descansar.

Respecto a la preocupación de Juan Ramón por la situación en España, Zenobia comenta en la entrada del 12 de Octubre de 1937 que, creyéndola dormida, él “se puso a hablarle a España como un triste enamorado. Una de estas noches me voy a incorporar y a contestarle”.

A veces se pelean y ella entra en lo que llama “sus grandes cóleras” que la llevan a amenazar a su marido con irse a Nueva York con su familia; sin embargo esas amenazas no se materializaron debido a, “que le tengo demasiado cariño para llevar a cabo un solo plan, no importa lo decidida que esté”.

2.- Comentarios sobre el país: en general, los comentarios sobre la sociedad cubana de los años 30 del siglo pasado son bastante críticos y en algunos casos peyorativos. Especialmente se queja de la costumbre de no anunciarse de algunas visitas o de la impuntualidad y se pregunta por los modos y estrategias para proteger sus horas de trabajo con Juan Ramón de todas estas costumbres. Sin embargo, destaca la belleza de la naturaleza del país si bien la califica de “pagana”, de carente de grandeza y diversidad y de no ofrecer lo suficiente para instalarse definitivamente.

Es preciso señalar que Cuba fue para Zenobia un lugar de paso, aunque se interesa bastante por la vida cultural de la ciudad, asistiendo a conferencias, conciertos, exposiciones y cursos. Por tanto, el regreso a España estaba en su mente y lo comenta en algunas entradas del diario. Otras veces el objetivo se desvía hacia Estados Unidos, donde están sus hermanos, sobrinas y cuñadas.

3.- Encuentros y comentarios sobre personas conocidas: en La Habana conoce a personas pertenecientes al mundo literario como Dulce María Loynaz, José Lezama Lima y Cintio Vitier entre otros. Respecto a personas de la vida pública española, destacamos los comentarios que hace sobre Clara Campoamor, Casona, Constancia de la Mora y Sánchez Albornoz. Respecto a la primera, hace esta breve anotación en la entrada de 12 de Junio, lunes (1937): “Terminé de leer el libro de Clara Campoamor (la traductora añade en nota a pie de página que probablemente se trate de “La révolution espagnole vue par une républicaine”, París 1937) y me interesó mucho la información, pero no el punto de vista”. Sobre Casona: “dio una conferencia en la Hispanocubana …pero su compañía no pone en escena nada que valga la pena”. Sin embargo, las palabras que dedica a Sánchez Albornoz son diferentes: “siempre espero con entusiasmo los martes y viernes y la conferencia de Sánchez Albornoz…sus conferencias instruyen e ilustran”.

Por último, Constancia de la Mora y ella eran grandes amigas aunque su relación se fue deteriorando por la diferente posición política de ambas: “Debo decir que aún le tengo cariño a Connie, aunque reconozco su inconstancia conmigo y su estrecho fanatismo en asuntos políticos”.

4.- Niños: Zenobia y Juan Ramón no tuvieron hijos. Este asunto no se menciona en el diario pero con frecuencia se refiere a la relación con los niños que se hospedaban con sus padres en el mismo hotel que ellos. Se nota la preocupación por su educación, los juguetes que usan, las lecturas que hacen; en este sentido ella misma selecciona algunas obras infantiles como regalo para ellos. Zenobia desarrolló una obra propia poco conocida aún, de la que sus diarios son la parte que más divulgación ha conseguido. Fue una mujer muy importante en la vida de Juan Ramón Jiménez pues le ayudó en su vida material, en el ordenamiento de su obra, en su enfermedad y fue el sustento del matrimonio en muchos aspectos. Además, fue una mujer adelantada a su tiempo, se implicó activamente en iniciativas culturales, empresariales y sociales y en lo político era una republicana liberal que ayudó y apoyó determinados proyectos innovadores. Es evidente que se la conoce más por ser la mujer del poeta que por sus propios méritos. Ya es hora de investigar sus traducciones y escritos en su mayoría aún desconocidos

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