5. EN MI LOGIA CLARA CAMPOAMOR

Siempre digo que la masonería es una escuela de vida y también un lugar donde crecer personal y colectivamente. En ese sentido la masonería femenina y las logias que la conforman en la Gran Logia Femenina de España, son un lugar especial donde las mujeres nos podemos desarrollar masónicamente, más en consonancia con nuestra identidad de género y con nuestra intimidad.

Cuando se decidió fundar la Logia Clara Campoamor en Madrid, para dar cabida a hermanas ya iniciadas que tenían que viajar obligatoriamente para acudir a los trabajos masónicos y facilitar así sus trayectos, me ofrecieron ser parte del grupo de sus fundadoras, lo que acepté con mucho entusiasmo e ilusión.

Los pasos previos a la fundación estuvieron cargados de trabajo, encuentros y bastantes reuniones para organizar una ceremonia de fundación digna de ser recordada durante mucho tiempo. Desde entonces la logia emprendió su camino con un grupo de hermanas procedentes de muchos horizontes geográficos y con características personales que me enriquecen cada día más y más.

Se dice a menudo que la masonería “es la religión del trabajo” y esa es mi mayor vivencia en la Logia Clara Campoamor, mucho trabajo con las hermanas que la componen para construir este bello edificio de una logia dinámica, inquieta, comprometida, con fuerza para hacer propuestas dentro y fuera de nuestra propia organización, con proyectos de futuro, con ilusión por encontrarnos y compartir unas con otras en nuestras reuniones mensuales.

En definitiva, un crisol de acciones y pensamientos que nos unen y nos acercan cada vez un poco más con el consiguiente resultado de que nuestra andadura nos hará mejores masonas y mujeres.

El camino iniciático es muy personal y vivencial, en mi caso estuve familiarizada con la masonería durante mucho tiempo antes de solicitar mi ingreso. Tuve la oportunidad de conocer y tratar a muchos hermanos y hermanas antes de “llamar a la puerta del templo”. Fue un proceso lento hasta tomar esa importante decisión, por estar también atravesando vivencias personales que me impedían dar ese paso en las mejores condiciones y en el momento que yo pensara que podía ser “mi momento”.

Al fin, y por circunstancias que fueron totalmente azarosas, y tras buscar a qué puerta podía llamar, conseguí un contacto en la Gran Logia Femenina de España. Analicé con profunda reflexión si quería estar en una logia femenina y llegué a la conclusión, que dada mi vida cotidiana rodeada de hombres en la vida profesional y en muchos otros aspectos de la vida asociativa y demás ámbitos, quizás me encontraría más cómoda solo con las de mi género. Es la mejor y más importante decisión que tomé y, aun sabiendo que otras tradiciones y opciones como la masonería mixta son igual de válidas, cada día que pasa estoy más convencida de mi elección.

En mi Logia Clara Campoamor me uno a mis hermanas siempre con la misma ilusión y alegría en el trabajo y en la fraternidad que compartimos. Nos parecemos, aunque seamos muy distintas, pues tenemos los mismos objetivos… Las hermanas que se han ido afiliando a nuestra logia han ido enriqueciendo nuestra fraternidad. 

En mi logia aprendo cada mes, cada día, con los trabajos de mis hermanas, con su ejemplo y motivación que me nutren y me hacen más fuerte, con lo que modestamente puedo ofrecerles yo a ellas.

En ocasiones me enfrento al espejo de lo que realmente soy y veo mis debilidades, mis carencias, y no me importa compartirlas con mis hermanas en las que me apoyo sutilmente, aunque ellas no lo perciban, pero están ahí como piedras del edificio en el que vamos encajando una a una para la construcción de nuestro templo.

En mi Logia Clara Campoamor percibo la fuerza de ese nombre que le dimos en la fundación, como ese ejemplo a seguir de mujer fuerte, constructora de los derechos propios y de todas.

En mi Logia Clara Campoamor continuaré mi camino iniciático emprendido hace ya bastantes años y que hoy forma parte de mi identidad y de mi vida en todos los aspectos.

¡Larga vida a mi Logia Clara Campoamor!

(Del libro “Mujeres masonas”, Editorial Masónica)