La metáfora de la construcción

noviembre 16, 2023

Segunda Parte: Origen e implicaciones

Antes de la masonería especulativa que surge en el siglo XVIII, existió la masonería operativa compuesta por los constructores de las grandes obras arquitectónicas de la Europa Medieval, entre las que destacan las magníficas catedrales. Estos obreros, artistas y arquitectos tenían un estatus muy particular. Vivían en comunidades llamadas Hermandades y compartían conocimientos técnicos de su oficio que guardaban en secreto y que se transmitían oralmente de maestros a aprendices. Los vínculos que establecían entre ellos eran muy estrechos y conformaban auténticas fraternidades donde la ayuda mutua y el sentimiento de pertenencia eran moneda corriente. Viajaban por las ciudades europeas integrándose en las distintas logias o permaneciendo en una de ellas toda su vida dado que las construcciones se prolongaban incluso por siglos.

La decadencia de las técnicas de cantería y la generalización de otras formas de construcción supuso la paulatina desaparición de las logias de canteros por lo que éstas empezaron a admitir a personas que no eran albañiles o canteros de profesión y que deseaban participar en la vida de las logias: los masones especulativos. Estas logias evolucionaron hacia sociedades de pensamiento, centros de unión de personas con horizontes ideológicos, religiosos y geográficos distintos que compartían una moral universal y un deseo de formar parte de una fraternidad.

La metáfora masónica de la construcción se refiere a la idea arquetípica de la construcción como núcleo esencial y común denominador de la tradición iniciática y especulativa de la masonería. Ese arquetipo tiene un lado personal y ontológico “la construcción de uno mismo” y otro social y político “la construcción de un mundo mejor” y en sus orígenes premodernos un lado cosmogónico y teológico. Este arquetipo encuentra referencias en los relatos bíblicos y vincula la masonería especulativa, ilustrada y moderna con sus raíces operativas, arcaicas y tradicionales, ensamblándolas de una manera original y no exenta de contradicciones.

Hay en el ser humano un impulso constructivo que se remonta al propio proceso de humanización y que nos podría permitir decir “construir hizo al ser humano”. Ese impulso se funda en un sentimiento de insatisfacción con lo simplemente dado y con un impulso proyectivo fruto de la intuición de que es posible aprender y avanzar trascendiendo la materia bruta de nuestra vida cotidiana y desarrollando un mundo espiritual que complemente nuestra vida ordinaria. Y esto en dos sentidos: construyendo herramientas, máquinas y sistemas que nos faciliten la vida y ampliando nuestros horizontes vitales a través de el desarrollo de nuestra capacidad creativa en toda su potencialidad que nos llevan a disfrutar de una vida humana y más gozosa.

La masonería, a través de la metáfora de la construcción, nos invita a desarrollar este impulso creativo que en ocasiones se expresa con el lema ilustrado de “Atrévete a pensar por ti mismo” y que anida en la concepción del masón y la masona como seres libres capaces de progresar, de limar sus asperezas, de desmontar los prejuicios y de vivir una vida más sabia, entendiendo por sabiduría la inteligencia, lucidez, conocimiento y comprensión de la tarea junto con la fuerza, el coraje, la voluntad y la constancia por un lado y por otro la belleza y la armonía para construir la obra deseada, un arte que se aplica a la vida.

La teoría por si misma no tiene valor transformador si no se convierte en un compromiso práctico de experiencia vital que nos permite trascender a un mundo  espiritual y humano compuesto de fines, de esperanzas, de sueños, de ejercicios de comprensión, de empatía, de reconocimiento: el reino de la libertad, la igualdad y la fraternidad. 

Esta obra, esta tarea constructiva, da sentido a nuestras vidas, sugiere un estilo de ser hecho de medida y equilibrio, de consciencia y rectitud, de alegría y encuentro.  No nos ofrece un decir concluyente, cerrado y acabado sino que nos sumerge en un sentido de unión, de fraternidad, de afecto, de comprensión mutua, de compasión y de solidaridad.

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