PARTE I: Nace una fotógrafa
Gerda Taro. (https://www.bbc.com/mundo/noticias-47693745)
Así la define el editor, autor y periodista francés François Maspero en su obra “Gerda Taro, la sombra de una fotógrafa”.
Para Maspero, a Gerda Taro le ha correspondido el más cruel de los destinos que puedan correr las sombras: el de no ser, siquiera, su propia sombra sino la de otro.
En 1994, la escritora alemana Irme Schaber la rescató del olvido a través de su trabajo de investigación que se prolongó durante casi veinte años. El libro está publicado en alemán: “Gerda Taro, Fotoreporterin im spanischen Bürgerkrieg” y en francés: “Gerda Taro, une photographe révolutionnaire dans la guerre d’Espagne”. Su investigación ha permitido aclarar la autoría de 300 fotografías que han dado paso a una exposición y a un catálogo exhaustivo.
Su verdadero nombre era Gerda Pohorylle. Nació en 1910 en Stuttgart, Alemania. Su mirada se formó en el seno de una acomodada familia de comerciantes judíos de ideales liberales. Se crio en Leipzig y fue una excelente estudiante que muy pronto dominó bien el francés y el inglés. El 19 de marzo de 1933, pocos meses después del acceso de Hitler al poder, es detenida y encarcelada, acusada de participar en el reparto de panfletos contra los nazis. El verdadero motivo fue que las SA, al no encontrar a sus hermanos, que pertenecían al Revolutionäre Gewerkschaften-Opposition, habían querido usar a Gerda para chantajearlos y forzarlos a entregarse.
A finales de verano de 1933 viaja a París donde trabaja un tiempo como “au pair”, mecanógrafa, secretaria, incluso de modelo, empleos con los que a duras penas se gana la vida. En septiembre de 1934 conoce al fotógrafo húngaro André Friedmann, que había dejado su país huyendo de la dictadura de Horthy, e inician una relación amorosa en el verano de 1935. Durante el periodo que siguió vivieron juntos, aunque se separaron y se reconciliaron en varias ocasiones.
Gerda aprenderá fotografía, un oficio en aquel entonces casi exclusivamente masculino con el que conseguirá trabajo fijo en la agencia Anglocontinental. Al ser trilingüe, redacta los pies de foto, negocia con los clientes de todo el mundo y perfecciona su técnica de revelado, y es aquí cuando empieza la leyenda: la pareja inventó un personaje, un rico y famoso fotógrafo americano al que solamente se podía acceder a través de sus representantes, que eran ellos mismos, Gerda y André. Lo bautizaron con el seudónimo Robert Capa. En poco tiempo recibieron muchos encargos por los que cobraban un precio muy superior al que se pagaba habitualmente por fotografías de ese tipo.
Por tanto, Gerda Taro también fue Robert Capa, ya que este pseudónimo se utilizó para el trabajo fotográfico de ambos. No obstante, a la muerte de Taro, André continuó usando el nombre de Robert Capa en solitario.
Realizaron unos reportajes extraordinarios, como así los valoró Lucien Vogel, creador del semanario francés Vu. También trabajaron para el diario comunista Ce soir, que contó con la fórmula Robert Capa cada vez más, al igual que el semanario, también comunista, Regards.